Este fin de semana he tenido la oportunidad de estar en Cantabria en una casita que han alquilado unos familiares.
Una noche me hablaron de ir a un restaurante a cenar que pertenecía a un hombre que había obtenido el título de Mejor Gin tonic en el año 2018. Rápidamente pensé que a mí el gin tonic ni me va ni me viene por tanto mis expectativas no fueron muy altas.
Reconozco que no soy de paladar fino, por lo que me cuesta valorar cuando una comida es mejor que otra, o cuando está mejor elaborada, pero en lo que me considero buena y experta es en captar carisma, originalidad, creatividad y todo esto se capta a primera vista nada más entrar en este sitio y ver a su dueño detrás de un cristal preparando cócteles.
La decoración estaba cuidada al detalle, originalidad pura en todos los rincones, mesas con forma de moto, adornos peculiares estilo vintage, canciones que cualquiera ha podido escuchar en una noche de verano, los que ya rondamos los 40 pero también los que ya tienen 60 o 70 tacos. En seguida me acordé de que los restaurantes han tenido que cerrar durante la pandemia y a muchos esta situación les ha llevado a tener que cerrar sus negocios. ¿Cómo habrá enfocado el dueño de un sitio como este la crisis de la hostelería? No he debido de ser la única que se ha interesado por saberlo porque este escritor del diario montañés describe perfectamente en su artículo como La Solía ha salido adelante en el confinamiento.
Y citando al genio entre los genios recuerda también que Einstein lo tenía muy claro “Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado…».
Este restaurante y su dueño, Oscar Solana, son un ejemplo real de esa filosofía de Einstein, aquel que es creativo, que tiene carisma, que lucha, que tiene una cierta esencia que le diferencia de los demás no cae ante una crisis o una desavenencia, si no que la aprovecha para sacar una ventaja, una nueva idea o incluso el mejor de sus logros.
Como recuerdo de este ejemplo a seguir y de la suerte de haber conocido un sitio de esos que quedan pocos, que tienen “estrella” quise llevarme una botella de agua con el diseño del dueño y así en los momentos bajos, cuando uno solo ve lo malo y lo negativo del día inspirarme en ejemplos como este, con personalidad y con fuerza.

Gracias restaurante La Solía en Cantabria, por una noche inspiradora.